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De Escritura y Escritores


Hay una creencia muy extendida y que tal vez sea el motivo por el cual se infravalora esta profesión tan antigua como necesaria en la que un sujeto, llamémosle X menciona a otro, llamémosle Y, sus ganas de convertirse en escritor.

Seguro que podríais identificar esta situación o imaginarla con bastante acierto.

Seguimos, tenemos a estos dos sujetos, conversando probablemente acerca de otras muchas cosas hasta que X ha dicho en voz alta su íntimo deseo por aquello de compartir lo que uno siente ¿bien? Entonces el sujeto Y responde a X:

—Pues escribe.

Bien. Hasta aquí la secuencia de acción ha quedado clara ¿no?

¡Error! *Sonidos de alarma* ¡Error!

Ser escritor es mucho más que escribir. A pesar de que no se puede ser escritor sin hacerlo.

Es algo inherente a la profesión, pero no lo es todo.

Con ese tipo de respuestas estándar que generalizan una acción-reacción o mejor dicho sería un problema-solución, en este caso no es tan sencillo.

¿Quieres escribir una historia, un relato, un cuento, una frase motivacional?

Aquí, sí: Escríbela.

Ya veremos qué sale y si puedes/tienes los recursos suficientes para terminarla. Y sí, digo suficientes que no necesarios porque cada formato y texto tiene unas necesidades distintas y cada persona tiene un grado (mayor o menor) de talento natural; luego ya está lo que le hayamos dedicado a perfeccionarlo, que eso es harina de otro costal.

Lo primero que yo le plantearía a alguien que quiere intorducirse en el mundo de la escritura sería lo siguiente:

¿Quieres ser escritor o escribir algo concreto?

Porque no, escritor no es el que escribe; por la misma regla de tres los administrativos (y tantos otros profesionales de distintos y variados sectores) podrían englobarse en esta definición y ¿verdad que no lo están?

No le déis muchas vueltas: Es por algo.

La profesión del escritor no está en auge, en contra de lo que parece ser la corriente de pensamiento generalizada. Lo que está en auge es la gente que escribe y lo dice/muestra/vende. Por el motivo que sea, da igual, cada quién sabrá los suyos.

Ser escritor es mucho, mucho más que tener un poema, dos relatos o micros y cambiar la descripción del estado de facebook/twitter/instagram para poner: Profesión - Escritor.

Y no es que me haya dado una revolada de pedantería, los que me conocéis sabéis que yo soy a la pedantería lo que un diente de león a un alce. Esto no es un golpe en la mesa, ni pretendo que lo sea; a veces solo hay que exponer las cosas con una dosis de realidad, poner las cosas en su sitio para que sea más fácil entenderlas y ya.

Para cada escritor/a al que se le pregunte es muy posible que dé una respuesta distinta acerca de lo que es para él/ella serlo.

¿Qué pienso yo?

Que en primer lugar se debe tener clara la finalidad con la que se desea/quiere hacer algo. Luego hay que pensar/investigar/imaginar cuáles son los recursos o medios que nos van a ser necesarios para llevar a cabo la acción que deseamos y al nivel al que deseamos ejecutarla.

No es lo mismo, por poner un ejemplo, la forma en la que se prepara un filete de merluza en mi casa, que como lo prepara un chef con reconocimiento internacional en su restaurante de tres tenedores. ¿Entendéis?

Pues con esto de la literatura ocurre lo mismo. Y no, claro que no es absolutamente necesario que hayáis leído cada libro publicado en el mundo desde tiempos inmemoriales, pero sí es cierto que antes que ser escritor hay que ser buen lector.

Cuantas más obras de distintas épocas y géneros hayáis leído, más recursos vais a tener en vuestro haber.

Luego ya están las cosas más específicas como conocer las normas de ortografía básicas; que oye, todos tenemos problemas para recordar cada norma así de memoria, por eso es necesario tener acceso a diccionarios de consulta y no solo el típico diccionario que nos enseñaron a usar en la escuela, que también.

Los diccionarios y libros de consulta son imprescindibles, de conjugación, de sinónimos, de antónimos... Incluso los de frases hechas y recopilatorios de refranes.

Esto solo para poder comenzar.

Luego nos adentramos en esas pequeñas cosas específicas como la denominada documentación.

Aquí ya es necesario material de referencia específico; desde libros y novelas que traten el tema, hasta enciclopedias, películas, documentales... Toda información es poca.

Pero no vayáis ahora a creer que podéis coger toda la información y copiarla o volcarla tal cual en el texto. No.

La información hay que asimilarla, entenderla, madurarla y ver qué enfoque le vamos a dar para nuestro proyecto y qué parte es necesaria mostrar y cuál es mejor ocultar para que sea creíble. Me niego a pensar que un abogado esté siempre dando lecciones acerca de su profesión o que un electricista dé una clase práctica cada vez que realiza un trabajo por pequeño que sea.

Además, es que no es solo que yo me niegue a pensarlo, es que no es así.

Y después de todo esto, hay que sentarse (o ponerse de pie, lo que prefiráis) a escribir esa historia y tener constancia para hacerlo.

Esto serían unas pautas muy básicas y generales acerca de lo que es/supone ser escritor, aunque hay mucho más todavía.

¿Estáis de acuerdo? ¿No?

Decidme qué pensáis.

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