Caution Autora
La cordura es un bien escaso.
Os lo digo yo, respaldada por mis múltiples personalidades, las voces de mi cabeza, el monstruo que vive en mi armario, el que vive bajo mi cama, el que hay en mi patio, los duendes y las hadas que viven en espacios intermedios y mi unicornio.
No me considero nadie especial ni diferente, solo alguien que necesita un cable de acero firme atado a otro alguien que esté tan cuerdo para hacernos compañía mientras avanzamos por esta vida juntos.
Yo veo la vida como un salto en paracaídas.
¿Los habéis visto?
Tal vez alguno lo hayáis experimentado.
La vida es eso que pasa tan deprisa mientras vas cayendo desde el avión hasta el suelo.
Cómo sea el aterrizaje depende de muchos factores.
De si tienes o no paracaídas, por ejemplo.
En este símil, las personas que encontramos en nuestro camino:
familiares, amigos, pareja, pueden quedarse o no con nosotros hasta el final.
Puede que caigamos antes, puede que después, puede que perdamos el contacto durante la caída.
Por eso es necesario ese cable de acero que nos una para mantenernos unidos en nuestro camino mientras queramos o sintamos necesario.
Cuando decidí empezar a mostrar lo que escribía sabía que me arriesgaba a abrir mis horizontes, a ampliar el círculo de conocidos y de gente que viene y va.
Eso puede traer mucho temor, miedo y desconfianza pero también muchas alegrías, risas, nuevas amistades y amor.
Mucho amor.
Para algunos puedo ser la persona más loca del planeta, para otros la más cuerda, pero solo soy yo, una autora que no puede ni quiere hacer otra cosa que no sea escribir mientras pasa sin frenos y a toda velocidad por esto que llamamos vida.
Dicen que los amigos lo mantienen a uno cuerdo.
Lo suscribo.
Siempre y cuando esos amigos lo estén, si no me presentan referencias de al menos un unicornio, dos hadas y un troll, no puedo compulsar ningún documento al respecto.
