Éxito y Felicidad, ese matrimonio escurridizo.

Continuamente vemos, oímos y escuchamos a personas decir que buscan la felicidad o se preguntan por ella.

¿La alcanzarán algún día?

¿Existe?

¿Es real o una patraña comercial para vender?

Por norma general asociamos el concepto "Feliz" a otro gran concepto que suscita las mismas preguntas y parece igual de inconsistente, el "Éxito".

No es una mala asociación, ¿verdad?

Uno va ligado al otro.

Hay quién en pos de la felicidad o de su compañero, éxito, deja todo atrás: posesiones materiales, trabajo, familia, mascota y emprende un largo camino que, con suerte, le hará descubrir que no debió partir (Aunque le hará feliz haber visto mundo).

Por otra parte, tenemos a los que en afán de lograr el éxito y alcanzar la cima, hacen lo que haga falta, utilizan cualquier treta e incluso mala praxis, con sentido ético limitado o nulo y poco o nada sentido de la moralidad.

Este tipo de personas, jamás alcanzan la Felicidad.

No pueden, ellos mismos se la niegan. Y el éxito… Rara vez alguno logra un verdadero éxito que les dura poco porque detrás llegan los que sí se lo han ganado a pulso (ahora hablaremos de ellos) y estos deben cederles el puesto y retorcerse en la tiña de su envidia.

Aun hay, como decía, personas que se desloman a trabajar en pos del éxito.

Los que van por el sendero del trabajo duro, del “continua solo un poco más”, del “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

Estas personas, si se dejan llevar y solo viven por y para trabajar, también dejarán mucho atrás: familia, mascota, posesiones materiales…

Porque solo les importa un objetivo y no pararán hasta conseguirlo.

Lo irónico de todo es que la Felicidad y el Éxito están en nuestra vida cada día, a cada minuto, solo que algunos se empeñan en alejarlos, incapaces de verlo.

Y ahora diréis: Sí, claro. En tono escéptico.

Pues bien, lo sé.