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Vacaciones en la Playa


Con el afán de escribir un artículo para el blog refrescante para estas fechas calentitas de principios de verano, me dispuse a hacer un poco de documentación.

¿Sobre qué podía hablaros? Efectivamente, la Playa.

Destino de todas las mentes de este país mientras se encuentran trabajando en una oficina, ciudad, casa, taller, etc. La cuestión es que es el primer lugar en el que piensas en cuanto escuchas la palabra “Vacaciones”.

En mi búsqueda encontré este blog de un conocido buscador de viajes: http://blog.edreams.es/7-razones-para-ir-a-la-playa/, donde nos dan siete motivos por los que no podemos dejar de ir a la playa y sin poderlo evitar, mi mente empezó a responder al responsable del artículo (es un artículo del 2013, pero la playa lleva ahí más tiempo que el artículo y que Rita Barberá, creedme).

Para empezar, nos introduce en esta imagen idílica de que en verano todos estamos alegres y sonrientes, nadie puede estar triste en verano…

¡Albaricoques y mandarinas que no! (He optado por la fruta en lugar de por utilizar lenguaje más subido de tono por aquello de la época del año, porque la fruta no enfada a nadie)

En verano se rompen muchas relaciones tanto al principio como, sobre todo, al final. Si no me creéis es que una de dos, o no habéis ido a la escuela, o tampoco habéis ido de colonias (quien dice colonias dice de vacaciones al pueblo).

Ya el primer motivo para ir a la playa es “porque se nos relajan los músculos” (Sí, sí, habéis mirado bien, el artículo es del 2013, no de 1970 cuando uno podía ir tranquilo a la playa y no con los niños con la música a tope en su iphone y hablando a gritos de una punta a otra)

¿Pero tú has estado últimamente en la playa alma de cántaro? O mejor ¿en qué playa has estado que yo quiero ir? Porque en las que yo conozco es imposible relajarse, que en cuanto te despistas te ha volado el bolso, las chanclas, y hasta la toalla; eso por no mencionar a los padres despreocupados de niños lanzando arena a paladas sobre cualquiera que ande cerca, o a los adolescentes en manadas gritando.

La segunda razón para ir a la playa y no a cualquier otro destino, me ha descolocado por ser el típico consejo de viejuno verde: “te alegras la vista”. Sí, claro. Te olvidas de que esto es España y de que por cada joven, hay como seis ancianos y ¿A dónde va la gente mayor en verano? A alegrarse la vista a la playa.

Llegados al tercer motivo, tenemos algo que piensas: Oye, tiene razón.

“El agua del mar”.

Dice que tiene elementos curativos y tal, que al contacto con la piel puede hasta curar.

Yo no sé tú, pero si realmente quieres agua del mar curativa, la de la playa (en verano, al menos) no va a ser.

A no ser que creas de verdad en los remedios caseros de Txumari Alfaro (sí, sí esos que llevaban orina. Todos).

Tendrías que adentrarte unos cuantos (muchos) metros hacia adentro para encontrar agua limpia de mar.

El cuarto motivo que nos dan, según como, hasta puede atentar contra la salud de la gente: "Bañarse aunque esté lloviendo". Sí, en la bañera de mi casa, porque lo que es en una playa o en una piscina es potencialmente peligroso quedarse dentro del agua por aquello de que cuando llueve, suelen caer relámpagos y tal (Minucias).

Por eso cuando en verano estás en algún lugar con socorrista y empieza a llover, te advierten que salgas del agua a toda velocidad… Pero ellos te lo recomiendan, ¿eh? Como diría Alejandro Sanz: Viviendo Deprisa.

Si has aguantado hasta aquí, llegamos al quinto motivo que nos dan para ir a la playa en verano: “La puesta de sol”. Oh, preciosa, salvo que mires el sol antes de tiempo lo que te puede cegar momentáneamente y ocasionarte problemas de vista con los años…

Poco a poco, llegamos a la sexta razón: “se disfruta de día y de noche”, repito: ¿A qué playas vas tú, amig@? Si ya por el día tenemos semejante desfile por nuestras orillas, de noche, no me tumbo en la arena a oscuras ni borracha.

Primero, porque es muy probable que lo haga sobre otra persona, segundo, porque nunca sabes qué tesoros ocultos puedes encontrar tales como: colillas, deshechos, latas, botellas de cristal (a veces roto). ¡Nunca camines descalzo por la playa de noche!

Y como colofón final, (como si quisiera que nos lo creyéramos) nos dice: “es gratis”. ¡Ja!

Aquí te voy a nombrar a toda la frutería si hace falta, porque no hay playa que no esté rodeada de zona azul para aparcar, que no tenga un chiringuito chill-out (que son más caros) o por la que no pasen vendedores ambulantes con todo tipo de alhajas.

Mmmm… ¡Qué relajante día de playa! (Entiéndase la ironía)

Y por si fuera poco, incita a hacer túneles en la arena cosa que se desaconseja por seguridad

(De nuevo. En serio, ha muerto gente).

Y a enterrar a nuestros familiares y amigos en ella (no es por decirlo, pero un comportamiento muy saludable no es querer ver enterrados a tus familiares, si me preguntas).

Mira, que me parece muy bien que necesiten vender vacaciones y tal pero que una compañía que se dedica a reservar viajes escriba un blog, es como hacer una foto con Instagram (que los filtros lo mejoran todo).

Y si al leer esto, alguno es quedáis con la impresión de que no me gusta la playa, tengo que deciros: Estáis muy equivocados.

Me encanta la playa.

Por eso me llevo a mi casa un pedacito de ella en forma de arena cada vez que voy, para disfrutarla unos días más y montarme mi propio chiringuito en el salón.

Fíjate si me traje arena el año pasado, que empezaron a venir los vendedores ambulantes a mi casa y hasta un chaval con licencia para poner hamacas.

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